Más allá del bien y el mal
La realidad, sobre todo en el campo de lo espiritual, está dominada por una dicotomía que ha influenciado la concepción del mundo y como lo entendemos. El Bien vs. Mal, clásica epopeya de la humanidad, eterno juego tautológico. Pero en vez de juego tautológico, el autor prefiere abordar el asunto de otra manera. Más allá del bien y el mal, el bien y el mal, aún siendo antónimos por definición conceptual, viven el uno del otro. Sin el mal no existe el bien y sin el bien no existe el mal.
La relación entre estos dos conceptos, es la misma relación entre la luz y la oscuridad, ambos necesitan de cada cual para su propia definición. A su vez, dichas concepciones, de lo bueno y lo malo es relativo en tiempo y espacio. Los yorubas tienen un claro entendimiento de cómo lo que es bueno para uno puede ser malo para el otro. Todo es relativo y depende de su respectivo contexto. Uno de los grandes maestro en esta área de filosofía cosmogónica es Eshu.
La relación entre Eshu y Olodumare es simbiótica. Aunque uno no necesita del otro, se benefician en su complementariedad. Existe una rivalidad entre ambos. Ninguno creó al otro. Ambos coexistieron desde lo primitivo sideral: orima. Por ejemplo, Olodumare es quién creó el universo pero Eshu puede influenciar, alterar y destruir el mismo. Dicha rivalidad, chaos vs. orden, homeostasis vs. entropía, luz vs. oscuridad, se subsanó mediante un pacto entre Eshu y Olodumare. Olodumare le concedió a Eshu que el universo fuera su mercado y a su vez intente ser dueño de sus habitantes. Así nació la rivalidad mutuamente beneficiosa entre Eshu y Olodumare. En conversación con Olodumare Eshu proclamó, “yo podré moverme libremente por todo el universo, todo lo creado será mi terreno de labor y todo lo viviente serán mis sirvientes y asistentes”. A lo cual Olodumare accedió al decretar “To Iban Eshu”.
Orunmila es el único Orisha que entiende dicha relación simbiótica entre Eshu y Olodumare. Orunmila en su gran sabiduría, fué quién entendió el poder de perturbación y destrucción de Eshu. Para ello, diseñó un método para aplacar las tendencias destructivas de Eshu. Entendiendo la naturaleza de la rivalidad entre Eshu y Olodumare, Orunmila comprendió que lo único que Eshu desea es reconocimiento y comida. De esta manera, Orunmila creó el sacrificio como el mecanismo oficial para rendirle el reconocimiento a Eshu. Dicha relación se ve reflejada en la siguiente cita donde Eshu comparte con Orunmila, mis amigos son el que me respeta y alimenta, mientras que mis enemigos son el que me desprecia y me hace pasar hambre”.
En su gran sabiduría, Orunmila entiende que más allá del bien el mal, es de mayor importancia entender la relación entre ambos para mantener el Universo en el balance suficiente como para garantizar que pueda existir vida. Es por ello, que todo acto de creación presupone un acto de destrucción. Entender dicha relación es medular para entender las complejidades del Universo y de la vida. Para nada quiere decir que el bien y el mal no existen o sea un relativo retórico. Todo lo contrario, como un buen debate tautológico ambos tienen sus respectivas características que las distinguen el uno del otro. No obstante, en su relación estriba el balance para la vida. En su entendimiento, nos permite transformar lo negativo/destructivo en creación/positiva/productiva. Dichas transformaciones se manifiestan con efectividad en la medida que no sean interferidas negativamente por Eshu y fundamentalmente bendecidas por Olodumare.
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